Y bueno. Para mí lo más curioso no eran los fuegos artificiales. Bastante pobres, por cierto, comparados con los de cualquier ciudad e incluso pueblo español. Lo curioso para mí fue ver como todos sacaban sus teléfonos móviles y se ponían a grabar los fuegos. Mientras ellos grababan los fuegos yo les hacía fotos a ellos con sus teléfonos. Se pueden distinguir las pantallas de los teléfonos. Son los punto blancos entre la gente. Y es que, esto es Japón.

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