Que sorpresa cuando en el patio de mi casa escucho a gritos "Giganto!!!!, que estamos aquí!!!". Me había pasado toda la mañana esperando una llamada para ir a la estación de Nara a buscarles y de repente ya estaban aquí. Espero que ellos mismos os cuenten sus peripecias hasta llegar a mi casa.
Para los que no han vivido fuera de su país, darse cuenta de lo que supone que unos amigos te hagan una visita a tantísimos kilómetros de distancia no es sencillo. Te acostumbras a unos nuevos amigos y a una clase de vida que realmente no es la tuya y que generalmente cambiará en un breve espacio de tiempo y no puedes ubicar a "tu gente" en ese otro mundo que te has creado. Esta experiencia de partir de cero, realmente sólo en un país extraño y del que desconoces casi todo incluido su idioma te da una gran confianza en ti mismo y os aseguro que merece la pena, pero hay que reconocer que en algunos momentos se hace duro.
Después del fin de semana que había pasado en el "campamento" estaba un poco uraño, pero un rato después de que llegaran los mangutanes todo era diferente. Mi pequeña casa japonesa llena de amigos. Una gozada! Bueno, llena de amigos y de viandas españolas. Hasta cecina y chorizo de Geras que me trajeron desde España!