Historias desde Japón y punto de encuentro de todos los que tengan algo que decir.

25 abril 2005

Osaka en cuatro horas

Hola a todos de nuevo.

Después de unos cuantos días en los que no he escrito nada por aquí vuelvo a la carga.
Esta vez voy a presentaros la ciudad de Osaka. Si, éste fin de semana me fuí por allí unas horas. No muchas, todo hay que decirlo.
A pesar de las pocas horas, tengo muuuuuuuuchas fotos. La mayoría salen como en movimiento, pero es que Osaka es eso, movimiento.
Después de pasar mi tiempo en este pequeño y religioso pueblo de Japón os podeis dar una idea de la impresión que da llegar de repente a esta mega-urbe. Esta foto-ejemplo no es demasiado relevante pero fué lo primero que vi al salir del tren.

Es una calle llena de tiendas de aparatejos y claro, algo tenía que caer. Las cámaras de fotos y video-cámaras una pasada como os podeis imaginar. Y bueno, los televisores de pantalla plana, los teléfonos móviles... yo qué sé. Yo me conformé con un aparatito de segunda mano. Por 70 euros. Le he instalado las open office y con la tarjeta wireless que tengo pues tiene su cosilla. Tiene 6 Gigas de disco duro y tal.

Y bueno, sigo con la ciudad. Bicicletas y coches por todas partes.

Por arriba va una de las muchas autopistas que van por dentro de la ciudad.

Cuando nos fuimos de la zona de tiendas de aparatos electrónicos pasamos por este pasaje subterráneo para ir hasta la zona donde está el ambientillo. Muchas tiendas y sitios para comer. Antes de nada. No, no salí de fiesta. Eso quedará para la próxima vez.

Este pasaje es una zona de tránsito tanto de la red de trenes como de metro de la ciudad. Todo se mueve.

Y de nuevo en la calle.

Y más bicicletas.

Y más coches que no pitan. ¡Sólo esperan a que sea su turno! Un tráfico terrible y nadie se altera. Creí que eso no era legal. Yo diría que está incluido en los exámenes para sacarte el carnet de conducir en España.

Y es que te terminas acostumbrando de que a las 8 de la tarde ya no se ve ni un alma por la calle y todo, pero ¡No! Yo prefiero esto. Coches, gente por todas partes y calles con muchas luces.

Y que todo se siga movimiendo.

Las pantallas gigantes en las fachadas. Las luces. La gente.

¿No le faltan las terracitas a esto? En España estaría petado de terrazas y gente tomándose unas copinas tranquilamente.

Esto tenía que ponerlo. La tienda más ñoña del mundo. ¡Rosa entera! Ahhhhhh!!!! Y llena de Hello kittys por todas partes. Una de las chicas que trabajan aquí estaba en la puerta y la dió vergüenza ponerse donde la foto. Rosa de pies a cabeza. No sabía que existían tantas tonalidades de rosa!!!!!!!! Traumático, de veras.

En el tema éste es donde cené. La especialidad de Osaka. Vale. Una tortilla francesa con algas y cosas que preferí no enterarme de lo que eran. Por cierto, el tronco este es el franchute con el que fuí de excursión.

Seguro que todos habeis visto en las películas de Japón a montones de gente en una especie de salón recreativo jugando a algo raro lleno de bolas sin saber muy bien cómo funciona. Pues bien, ese juego es el pachinko. Por supuesto había que probarlo.

Tenía ésta otra foto pero la anterior me parecía más cachonda. Elegí las máquinas de la guerra de las galáxias, y a parte de lo divertido de la música no me enteré de nada.

Y oye, que si sabes te tocan más bolas, pues. Por lo visto debes meter las bolitas (que nadie comente esto...) de acero por unos determinados agujerillos y cuando tienes muchas pues las cambias por regalos. Este paisanete, ahí tan tranquilo y en apariencia tan poco habilidoso y míralo, con ocho mil bolitas de las narices. Si es que no deja de sorprenderme este pueblo.

De nuevo en la calle. Me gusta esta ciudad!

Más maquinitas. Ésta es de cromos. Estrategia con los cromos de fútbol y una pantalla gigante detrás para ver el partido. Estaban jugando dos tipos de unos 40 tacos con los cromos encima de la mesa. Si, si. De unos cuarenta.

Y en esta otra los cromos son de batallitas con samurais en el mismo plan pero individuales y sin pantalla gigante para animar a tus samurais. Y más gente de unos cuarenta... Aquí la gente está muy mal... Pero muy mal...

Pero el campeón era el tipo éste. En serio, este país es un peligro. Loco, repito, loco con la maquinita del DJ. Te van puntuando el ritmo que llevas con los platos mezclando y tal y cada vez la música se va haciendo más complicada. Tenía que haberle hecho un vídeo. No digo más que la máquina le puntuó mega-master. Eso si, acabó, recogió la tarjetita donde va almacenando sus resultados para pasar a la siguiente fase, cogió su maletín del suelo y para casina imagino. Essssspectacular. Por comentar, se puede hacer una orquesta completa. Para la máquina siguiente tienes que traerte tus baquetas de casa y practicar con los ritmos que te van saliendo y la siguiente con la guitarra.

De nuevo en la calle con no de esos mega-anuncios que todos querríamos tener en nuestra habitación. En este caso en nuestra habitación de 15 pisos de alta o mega-loft.

Más publicidad para la chavala.

Y por hoy ya acababa pero... Esto es Japón. Trenes llenos de gente a todas horas. Una hora y pico de tren sin poder moverte.

Si, si. Tal que así más de una hora.

Hasta aquí por hoy.

Y bueno. Ésta ha sido mi introducción a la gran ciudad de Osaka. Cuando vuelva a ir os pondré más cosas interesantes, o al menos espero que lo sean.

Seguid cuidandoos.

Besos y abrazos desde el Lejano Oriente.

Y felicidades a Jorgín, que cumple los años el mismo día que mi padre pero a él ya le felicité. Jejeje.