Mangutanes-on-tour-2005.

Todo lo que empieza tiene un final y en el caso de los mangutanes-on-tour-2005 el final llegó ayer. Un tour que nos llevó desde la parte más tradicional japonesa de Kioto y Nara, a la más moderna de la Exposición universal de Aichi 2005 y Tokio.
Como podeis imaginar, son demasiadas cosas como para contarlas en un sólo día y además, mi idea es no dar un sólo punto de vista de todos estos días, sino también que os cuenten lo que ha sido para ellos mismos. Es toda una experiencia venir a un país tan distante de España no sólo en lo geográfico, sino más aún en lo cultural.
Empecemos con los primeros días antes de Tokio.

Que sorpresa cuando en el patio de mi casa escucho a gritos "Giganto!!!!, que estamos aquí!!!". Me había pasado toda la mañana esperando una llamada para ir a la estación de Nara a buscarles y de repente ya estaban aquí. Espero que ellos mismos os cuenten sus peripecias hasta llegar a mi casa.
Para los que no han vivido fuera de su país, darse cuenta de lo que supone que unos amigos te hagan una visita a tantísimos kilómetros de distancia no es sencillo. Te acostumbras a unos nuevos amigos y a una clase de vida que realmente no es la tuya y que generalmente cambiará en un breve espacio de tiempo y no puedes ubicar a "tu gente" en ese otro mundo que te has creado. Esta experiencia de partir de cero, realmente sólo en un país extraño y del que desconoces casi todo incluido su idioma te da una gran confianza en ti mismo y os aseguro que merece la pena, pero hay que reconocer que en algunos momentos se hace duro.
Después del fin de semana que había pasado en el "campamento" estaba un poco uraño, pero un rato después de que llegaran los mangutanes todo era diferente. Mi pequeña casa japonesa llena de amigos. Una gozada! Bueno, llena de amigos y de viandas españolas. Hasta cecina y chorizo de Geras que me trajeron desde España!

Había que aprovechar el tiempo así que después de la toma de contacto con mi casa, las duchas pertinentes y que conocieran a Yannick, nos fuimos a Nara los seis. Era el comienzo del recorrido por la parte más tradicional de Japón.
Nara, como creo que ya os he comentado, fue la primera capital fija del Japón y esto coincidió con la llegada del budismo en torno al siglo VIII d.C.. Esto ha hecho que haya una enorme cantidad de cosas que ver en esta ciudad. Aquí os pongo unas cuantas fotos de ese día.

Cerca de esta calle fue donde probaron las primeras delicias japonesas.

Y aquí les podeis ver peleándose con los palillos. La foto de Aguilera comiendo no la tengo y es que los palillos los manejaba con maestría de cirujano.

Este es el parque de Nara lleno de templos y de animalillos...


Aguilera, con el número 7, contempla con asombro el templo desde una de las puertas.



La figura de la izquierda es una de las dos que hay en la entrada del Templo. Estas figuras representan a los guardianes del Budismo y están hechas de madera. La figura de la derecha es el Buda más grande del Japón. Ni que decir tiene lo impresionante que es estar debajo de ellas.



A lo largo de la visita al parque te encuentras con cosas curiosas como los funcionarios que mantienen el parque, los carteles de lo que no se puede hacer y los peculiares visitantes que recibe todo este parque. En este caso, los más peculiares no dejaban de ser los mangutanes.





Con el calor que hace y Jorgito corriendo. Menos mal que las fuentes purificadoras están por todas partes.

Después de recorrer Nara volvimos a Tenri para la cena y para que conocieran un poco las noches del pueblín. En la cena pudieron conocer a estos amigos y seguir probando cosas nuevas
de la gastronomía japonesa.

Y por supuesto, al terminar la cena intentamos ir al Puu pero estaban de reformas, a las dos de la mañana, y tuvimos que ir al seven eleven a comprar unas cervezas y tomárnoslas en la calle. Menuda escandalera que preparamos.
Alguno también comió algo.
Jorgín, estaba rico el yakisoba, ¿verdad?


Esto fue sólo el primer día y os aseguro que no fue nada. Ya vereis como continuó todo...